martes, 5 de junio de 2012

17º lectura


LA MONTAÑA DONDE SE ABANDONAN A LOS ANCIANOS

(LEYENDA JAPONESA)

En una aldea vivía un campesino que cumplió sesenta años. Puesto que tales eran las órdenes del señor del lugar, había llegado el momento de abandonarlo en la montaña. Así que su hijo se cargó al anciano sobre las espaldas y emprendió el camino hacia las montañas. Mientras caminaba y se acercaban más y más hacia el lugar señalado, el anciano, montado sobre la espalda de su hijo, iba quebrando ramitas de los árboles para señalar la ruta.
-Padre, padre, ¿por qué haces eso? ¿Es para encontrar el camino de vuelta a casa?-preguntó el joven.
-No, pero vamos a un lugar muy lejano y agreste, y sería fatal que tú no pudieras encontrar el camino de regreso, por eso dejo estas señales.
Al hijo se le llenaron los ojos de lágrimas al oír esto y constatar cuán generoso era su padre, pero ¿qué podía hacer? Era imposible desobedecer las órdenes del señor.
Finalmente, la pareja llegó al lugar señalado y una vez allí el hijo, con gran dolor de su corazón, dejó abandonado a su padre.
Pero al poco tiempo regresó:
-¿Qué has estado haciendo hasta ahora?- preguntó el anciano.
-He intentado regresar por una ruta diferente, pero no encuentro el camino. Por favor, te ruego que me digas por dónde debo ir.
Así volvió a cargarse a su padre sobre la espalda y, siguiendo sus instrucciones, bajó por la ladera de la montaña mientras el viejo; guiándose por las ramas rotas, le indicaba el camino. Cuando llegaron a casa, el hijo escondió a su padre bajo las tablas del suelo. La familia le daba de comer cada día y se mostraba agradecida por su cariño.
Sucedía que el señor del país a veces ordenaba a sus súbditos realizar tareas muy difíciles. Un día reunió a todos los campesinos del pueblo y les dijo:
-Cada uno de vosotros me tiene que traer una cuerda tejida con ceniza.
Los campesinos se quedaron muy preocupados. Pues sabían que era imposible tejer una cuerda con ceniza. El joven del que hemos estado hablando volvió a su casa, llamó a su padre, que seguía oculto bajo las tablas del suelo, y le dijo:

-Hoy el señor ha ordenado que todo el mundo traiga una cuerda tejida con ceniza. ¿Cómo es posible hacer algo así?
-Verás-explicó el anciano-, tienes que trenzar una cuerda apretando mucho las hebras. A continuación, quémala con cuidado hasta que quede reducida a cenizas. Después puedes llevársela al señor.
El joven campesino, feliz por haber recibido este consejo, siguió las instrucciones de su padre. Hizo una cuerda con cenizas y se la llevó al señor. Nadie más había podido realizar, sólo el joven había cumplido el mandato del señor, quien le felicitó y alabó enormemente por ello.
Otro día, el señor convocó nuevamente a sus súbditos y les ordenó lo siguiente:
-Cada uno de vosotros ha de traerme una concha atravesada por un hilo.
El joven campesino volvió a dirigirse a su padre para pedirle consejo.
-Coge una concha y orienta la punta hacia la luz-explicó el anciano-.
Después toma un hilo y pégale un grano de arroz. Dale el arroz a una hormiga y que camine sobre la superficie de la concha. De este modo podrás pasar el hilo de un lado a otro.
El hijo siguió las instrucciones y de este modo pudo cumplir con el mandato que le habían dado. Le llevó la concha al señor, quien se mostró muy impresionado.
-Me tranquiliza tener en mi dominio personas así. Dime, ¿cómo es posible que seas tan sabio?- preguntó.
El joven repuso:
-A decir verdad, se supone que tendría que haber abandonado a mi padre en la montaña, pero sentí tanta pena por él que lo volví a traer y lo oculté bajo las tablas del suelo de mi casa. Las tareas que nos ordenasteis eran tan difíciles que tuve que preguntarle a mi padre cómo debía hacerlas, y yo las he hecho siguiendo las instrucciones y os las he traído.
Y, honradamente, el joven explicó a su señor todo lo que había sucedido.
Cuando el señor escuchó aquello quedó muy impresionado y se dio cuenta de que las personas mayores son muy sabias y hay que cuidarlas solícitamente.
Así que ordenó que, desde ese momento, ningún otro anciano fuera abandonado en la montaña.



COMPRENSIÓN LECTORA

  1. ¿En dónde iba montado el anciano camino hacia la montaña?
  2. ¿Qué utilizaba el anciano para recordar el camino de regreso de las montañas?
  3. ¿Qué trabajos ordenó el señor del país a sus súbditos?
  4. ¿Cómo resolvió el campesino el problema de la cuerda tejida con ceniza?
  5. ¿Por qué el anciano volvió de regreso a casa con su hijo?
  6. ¿Cómo piensas que era el camino que tenía que recorrer hasta las montañas?
  7. El señor decidió no enviar a más ancianos a la montaña. ¿Por qué crees que tomo esa decisión?
  8. ¿Crees que el hijo hizo lo correcto escondiendo al padre en su casa?
  9. El señor, ¿actuaba bien al enviar a los ancianos a la montaña? ¿Por qué?
  10. ¿Por qué crees tú que las personas mayores son tan sabias?