martes, 5 de junio de 2012

17º lectura


LA MONTAÑA DONDE SE ABANDONAN A LOS ANCIANOS

(LEYENDA JAPONESA)

En una aldea vivía un campesino que cumplió sesenta años. Puesto que tales eran las órdenes del señor del lugar, había llegado el momento de abandonarlo en la montaña. Así que su hijo se cargó al anciano sobre las espaldas y emprendió el camino hacia las montañas. Mientras caminaba y se acercaban más y más hacia el lugar señalado, el anciano, montado sobre la espalda de su hijo, iba quebrando ramitas de los árboles para señalar la ruta.
-Padre, padre, ¿por qué haces eso? ¿Es para encontrar el camino de vuelta a casa?-preguntó el joven.
-No, pero vamos a un lugar muy lejano y agreste, y sería fatal que tú no pudieras encontrar el camino de regreso, por eso dejo estas señales.
Al hijo se le llenaron los ojos de lágrimas al oír esto y constatar cuán generoso era su padre, pero ¿qué podía hacer? Era imposible desobedecer las órdenes del señor.
Finalmente, la pareja llegó al lugar señalado y una vez allí el hijo, con gran dolor de su corazón, dejó abandonado a su padre.
Pero al poco tiempo regresó:
-¿Qué has estado haciendo hasta ahora?- preguntó el anciano.
-He intentado regresar por una ruta diferente, pero no encuentro el camino. Por favor, te ruego que me digas por dónde debo ir.
Así volvió a cargarse a su padre sobre la espalda y, siguiendo sus instrucciones, bajó por la ladera de la montaña mientras el viejo; guiándose por las ramas rotas, le indicaba el camino. Cuando llegaron a casa, el hijo escondió a su padre bajo las tablas del suelo. La familia le daba de comer cada día y se mostraba agradecida por su cariño.
Sucedía que el señor del país a veces ordenaba a sus súbditos realizar tareas muy difíciles. Un día reunió a todos los campesinos del pueblo y les dijo:
-Cada uno de vosotros me tiene que traer una cuerda tejida con ceniza.
Los campesinos se quedaron muy preocupados. Pues sabían que era imposible tejer una cuerda con ceniza. El joven del que hemos estado hablando volvió a su casa, llamó a su padre, que seguía oculto bajo las tablas del suelo, y le dijo:

-Hoy el señor ha ordenado que todo el mundo traiga una cuerda tejida con ceniza. ¿Cómo es posible hacer algo así?
-Verás-explicó el anciano-, tienes que trenzar una cuerda apretando mucho las hebras. A continuación, quémala con cuidado hasta que quede reducida a cenizas. Después puedes llevársela al señor.
El joven campesino, feliz por haber recibido este consejo, siguió las instrucciones de su padre. Hizo una cuerda con cenizas y se la llevó al señor. Nadie más había podido realizar, sólo el joven había cumplido el mandato del señor, quien le felicitó y alabó enormemente por ello.
Otro día, el señor convocó nuevamente a sus súbditos y les ordenó lo siguiente:
-Cada uno de vosotros ha de traerme una concha atravesada por un hilo.
El joven campesino volvió a dirigirse a su padre para pedirle consejo.
-Coge una concha y orienta la punta hacia la luz-explicó el anciano-.
Después toma un hilo y pégale un grano de arroz. Dale el arroz a una hormiga y que camine sobre la superficie de la concha. De este modo podrás pasar el hilo de un lado a otro.
El hijo siguió las instrucciones y de este modo pudo cumplir con el mandato que le habían dado. Le llevó la concha al señor, quien se mostró muy impresionado.
-Me tranquiliza tener en mi dominio personas así. Dime, ¿cómo es posible que seas tan sabio?- preguntó.
El joven repuso:
-A decir verdad, se supone que tendría que haber abandonado a mi padre en la montaña, pero sentí tanta pena por él que lo volví a traer y lo oculté bajo las tablas del suelo de mi casa. Las tareas que nos ordenasteis eran tan difíciles que tuve que preguntarle a mi padre cómo debía hacerlas, y yo las he hecho siguiendo las instrucciones y os las he traído.
Y, honradamente, el joven explicó a su señor todo lo que había sucedido.
Cuando el señor escuchó aquello quedó muy impresionado y se dio cuenta de que las personas mayores son muy sabias y hay que cuidarlas solícitamente.
Así que ordenó que, desde ese momento, ningún otro anciano fuera abandonado en la montaña.



COMPRENSIÓN LECTORA

  1. ¿En dónde iba montado el anciano camino hacia la montaña?
  2. ¿Qué utilizaba el anciano para recordar el camino de regreso de las montañas?
  3. ¿Qué trabajos ordenó el señor del país a sus súbditos?
  4. ¿Cómo resolvió el campesino el problema de la cuerda tejida con ceniza?
  5. ¿Por qué el anciano volvió de regreso a casa con su hijo?
  6. ¿Cómo piensas que era el camino que tenía que recorrer hasta las montañas?
  7. El señor decidió no enviar a más ancianos a la montaña. ¿Por qué crees que tomo esa decisión?
  8. ¿Crees que el hijo hizo lo correcto escondiendo al padre en su casa?
  9. El señor, ¿actuaba bien al enviar a los ancianos a la montaña? ¿Por qué?
  10. ¿Por qué crees tú que las personas mayores son tan sabias?






miércoles, 23 de mayo de 2012

16ª lectura


                                    Galletitas

A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.
Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.
Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario.
Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, como el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente. La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con un gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.
Por toda respuesta, el joven sonríe… y toma otra galletita.
La señora gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho.
El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido.
Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. “No podrá ser tan caradura”, piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas. Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.
- Gracias - dice la mujer tomando con rudeza la media galletita.
- De nada – contesta el joven sonriendo angelical mientras come su mitad.
El tren llega. Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: “Insolente”. Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas… ¡intacto!


COMPRENSIÓN LITERAL
  1. ¿Quién llega a una estación de trenes una tarde?
  2. ¿Cuánto tardará el tren en llegar a la estación?
  3. ¿Qué compra la señora en la estación de trenes?
  4. ¿Qué otra persona había en la estación sentada en el mismo banco?
  5. ¿Qué pasa con la última galletita?
  6. ¿Qué había dentro del bolso junto a la lata de gaseosa? ¿Cómo estaba?
  7. Resume que pasó en la estación del tren.

COMPRENSIÓN INFERENCIAL
  1. ¿Qué quiere decir el autor con la lectura?
  2. ¿Se sintió mal el muchacho cuando la señora le cogía sus galletas?
  3. ¿Cómo se sentiría la señora cuando descubrió sus galletitas en su bolso?
  4. ¿Seguiría la señora pensando igual del muchacho?

COMPRENSIÓN VALORATIVA
  1. ¿Te has confundido alguna vez y has cogido el lápiz, goma o colores, etc. de un compañero y pensabas que era tuyo? Explica como y cuando.
  2. ¿Has reclamado alguna vez a alguien algo pensando que era tuyo sin serlo?
  3. ¿Qué has pensado cuando has abierto tu estuche y ese lápiz o goma estaba dentro?
  4. ¿Cuál de los dos personajes actúa mejor? ¿Por qué?
  5. ¿Debemos enfadarnos con alguien antes de saber bien las cosas?

miércoles, 16 de mayo de 2012

15ª lectura

MI HERMANA AIXA

Cuando papá y mamá me dijeron que iba a tener una hermanita me hizo mucha ilusión, es verdad, pero no pasó aquello de que a mi madre le creciera la barriga ni nada de nada. Cuando nací yo, sí… Bueno, no me acuerdo, pero tía Sonia me ha enseñado fotografías de mi madre con una barriga enorme y después normal, conmigo en los brazos. Aixa no; Aixa no salió de la barriga de mamá: ella vino en avión desde África.

A mí me gusta mucho nadar, a Aixa también; pero ella no avanza tan rápido como yo porque es pequeña y porque con una sola pierna es difícil. Lo sé porque un día, en la piscina, lo probé y me hundía… ¡Tragué tanta agua! Después, a la hora de la cena, la barriga no paraba de hacerme ruidos muy raros todo el rato y Aixa y papá se desternillaban de risa. A veces hago tonterías adrede para que se rían y mamá, que en el fondo también se muere de risa pero se la aguanta, dice que soy un sinvergüenza y que cuando sea mayor seré un payaso.

Durante el recreo, sobre todo los días que llueve, mi hermana siempre consigue golosinas, cromos o, incluso, trozos enormes de desayuno (bocadillos más buenos que los de mamá, que siempre son de pavo y queso de bola), porque se los dan las niñas y niños a cambio de que les enseñe la herida. Cuando lo hace voy yo y, como ya se la he visto muchas veces, vigilo que nadie mire sin que Aixa quiera. Los dos nos reímos de las caras de miedo y de asco que ponen y, una vez, incluso Joaquín, que es mayor porque es repetidor, se mareó cuando Aixa se enseñó la pierna cortada y tuvieron que llevárselo a la enfermería. Mientras se toca las cicatrices, ella les dice que ahora no le duelen, que sólo le pica un poco; pero un día en casa, me contó que sintió un dolor muy fuerte y al acordarse le cayeron algunas lágrimas, pocas. Nunca más la he visto llorar. Me parece que es por eso que a ella ya no le dan miedo las inyecciones y, en cambio, yo todavía muchas veces lloro si me tienen que pinchar y prefiero tomarme un jarabe, por muy amargo que sea. Quien inventó las minas antipersona no tuvo una idea brillante, pero quien inventó las inyecciones tampoco.

Ayer mamá me mostró un folleto donde aparecía un montón de fotografía de cómo va a ser la pierna nueva de mi hermana. Es una pasada; Aixa dice que nunca ha visto una así. La que tiene ahora es de hierro y cubierta de plástico y con un pie negro al final, más oscuro que la piel de Aixa, que es del color de esos caramelos tan dulce que te los comes y se te pegan a los dientes de arriba y a los de abajo a la vez y no puedes abrir la boca. Le diré al señor Bombilla-de-algodón, que es el inventor de la pierna, que se fije bien en el color de la piel de Aixa, porque a nadie le gusta tener un pie de cada color, aunque mi hermana está tan contenta que puede que en esta ocasión le dé igual.

Por tercera vez en su vida, tendrá que aprender a andar, pero dice que no le da pereza porque podrá marcar más goles, podrá ir en bicicleta de verdad, pedaleando y no empujándose con las muletas, sin que nadie la sujete por detrás. Le prometo que le enseñaré a mantener el equilibrio. Me pregunta si le dejaré mi bicicleta. Le digo que sí y pienso que a lo mejor, si rompo la hucha, tendré suficiente dinero para regalarle una nueva. Se la compraré azul oscuro, brillante, que es su color preferido, con marchas.

Así podrá correr, podrá ir más y más lejos, quizá hasta África… Y yo estaré junto a ella.

Meri Torras. Mi hermana Aixa. La Galera.



CUESTIONARIO:

        - Literales:

  1. ¿Por qué Aixa era una hermana distinta (que no había estado en el vientre de la madre del chico que cuenta la historia)?
  2. ¿Quién le enseña al niño que cuenta la historia las fotos de su madre embarazada?
  3. ¿Qué quería comprarle el niño a su hermana Aixa con el dinero de su hucha?
  4. ¿Qué le daban los compañeros del colegio a Aixa a cambio de enseñarles su herida?

- Inferenciales:

  1. ¿Por qué a Aixa le falta una pierna?
  2. ¿Por qué Aixa tiene que volver a aprender a andar?
  3. ¿Cuáles son las otras dos veces que Aixa tuvo que aprender a andar?
  4. ¿Por qué Aixa no tiene miedo a las inyecciones y su hermano sí?
       - Críticas:

  1. ¿Crees que el niño que cuenta la historia acepta y quiere a su hermana Aixa?
  2. ¿Qué opinas de la actitud de la familia de Aixa?

martes, 24 de abril de 2012

14ª lectura


Monólogo del perro
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana. Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros.
Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido. La pequeña – la más amiga mía – chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos no.
Sin embargo, esta mañana mi pequeña ni me quería mirar. Sólo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: “Drake, no me pongas nerviosa. ¿No ves que nos vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer? Pero no me tocó ni me miro. Yo, para no molestar, me fui a mi rincón, me eché encima de mi manta y me hice el dormido.
También a mi me ilusionaba el viaje. Les había oído hablar días del mar y de la montaña. No sabía con certeza qué habían elegido; pero comprendo que, en las vacaciones – y más en estas, que son mas largas que las otras dos – mi pequeña podrá estar todo el día conmigo. Y lo pasaremos muy bien, estemos donde estemos, siempre que sea juntos.
Tardaron tres horas en iniciar la marcha. Fueron bajando las maletas al coche, los paquetes, la comida – que olía a gloria – y los envoltorios del último momento. Yo necesitaba correr de arriba abajo por la escalera pero me aguanté. Cuando fueron a cerrar la puerta, eché de menos mi manta. Entré en su busca; me senté sobre ella; pero el me llamó muy enfadado. – “¡Drake, venga!”-, y no tuve mas remedio que seguirlo. Mientras bajaba, caí en la cuenta de que, en el lugar al que fuéramos, habría otra manta. Ellos siempre tienen razón. Los tres mayores, mi pequeña, su hermano y yo. Era difícil caber en aquel coche, tan cargado de bultos; pero estábamos bien, tan apretados todos.
Yo me acurruqué en la parte de atrás, bajo los pies de los niños. La madre de él se sentó en un extremo, que suele ser su sitio, y todavía no se le habían olvidado las voces de ella, porque no decía nada, solo miraba las calles y la luz, que era muy fuerte, a través del cristal. Los niños se peleaban con cualquier pretexto esta mañana, seguían muy nerviosos. Yo sufrí sus patadas con tranquilidad, porque sabía que no iban a durar y porque era el principio de las vacaciones.
Cuando de pronto, el niño le dio un coscorrón a mi pequeña, yo le lamí en cambio las piernas con cariño, pero ella me dio un manotazo, como si la culpa hubiera sido mía. La miré para ver si sus ojos me decían lo contrario. Ella, mi pequeña quiero decir, no me miraba. Fue cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad.
Él  se echó a un lado y paró el coche. Los de delante daban voces los dos, ¿por qué discutían? La madre de él no decía nada, ya antes había empezado a decir algo y ella la corto con muy malos modales. Tampoco los niños decían nada. Él bajo del coche y cerro de un portazo, le dio la vuelta, abrió la puerta del lado de los niños, y me agarró por el collar. Yo no entendí. Quizá quería que hiciese pis, pero yo lo había hecho en un árbol mientras cargaba y disponía los bultos. Empujó con violencia la puerta, y volvió a sentarse al volante.

Oí el ruido del motor.
Alcé las manos hacia la ventanilla, me apoyé en el cristal, detrás de él vi la cara de mi pequeña con los ojos muy redondos, le temblaban los labios. Arrancó el coche y yo caí de bruces.
Corrí tras él, porque no se daban cuenta de que yo no estaba dentro, pero aceleró tanto que tuve que detenerme cuando ya el corazón se me salía por la boca. Me aparté porque otro coche en dirección contraria casi me arrolla. Me eché a un lado a esperar y a mirar, porque estoy seguro de que volverán por mí. Tanto miraba en la dirección de los desaparecidos que me distraje y un coche negro no pudo evitar atropellarme. No ha sido mucho, un golpe seco que me tiró a la cuneta.
Aquí estoy. No me puedo mover. Primero porque espero que vuelvan a este mismo sitio en el que me dejaron, segundo porque no consigo menear esta pata. Quizá el  golpe del coche negro aquél no fue tan poca casa como creí. Me duele la pata hasta cuando me la lamo. Me duele todo.
Pronto vendrá mi pequeña y me acariciará y me mirará a los ojos. Los ojos y las manos de mi pequeña, nunca serán capaces de engañarme.  Aquí estaré. Si tuviese siquiera un poco de agua, hace tanto calor y tengo tanto sueño.
No me puedo dormir.
Tengo que estar despierto cuando lleguen.
Me siento más solo que nadie en este mundo.
Aquí estaré hasta que me recojan.
Ojala  vengan pronto.

                                              (Antonio Gala)





CUESTIONARIO:
Preguntas literales:
        ¿Cómo se llama el perro?
        ¿Cuál es la mejor manera que tiene el perro de entender a los humanos?
        ¿Cuántas horas tardaron en iniciar la marcha?
        ¿A qué olía la comida?
        ¿Cómo lo bajaron del coche?
        ¿Qué pasó cuando el perro se distrajo mirando a los desaparecidos?
        ¿De qué color era el coche que lo atropelló?
        ¿Dónde cayó después del golpe?
        ¿Por qué no se puede mover el perro?
10·        ¿Qué le duele al perro tras el golpe?
11·        ¿Qué echa más de menos, el agua o la comida?
12·        ¿Qué hizo la niña cuando el perro la lamió?
13·        ¿Quién es el autor del monólogo?
           
Preguntas inferenciales:
        ¿A quién se refiere cuando habla de la madre de él?
        ¿Cómo nota que estaban nerviosos?
        ¿Cuántas personas viajan?
        ¿De qué vacaciones crees que se está hablando?
        ¿Por qué no se quiere dormir el perro?
        ¿Qué intención tenía Drake cuando apoyó la pata en el cristal?
           
Preguntas valorativas:
        ¿Crees que está bien llevar mascotas dentro del coche?
        ¿Crees que la niña quería al perro?
        ¿Por qué crees que los niños iban tan serios en el coche?
        ¿Por qué piensas que le regañaban a la madre de él?
        ¿Está bien lo que hicieron?
        ¿Te gusta cómo actuó la familia con el perro? ¿Y con la madre de él?
        ¿Harías lo mismo con tu mascota?
        Cuando preparan las maletas ¿cómo crees que se sentía el perro? ¿y después?

miércoles, 14 de marzo de 2012

13ª lectura

EL PRÍNCIPE FELIZ

La ciudad era grande y hermosa. Y en medio de ella, en la plaza principal, se alzaba una estatua bellísima. Representaba a un príncipe, al que todos conocían como el príncipe feliz. Y era tan lujosa, que todo su cuerpo estaba cubierto de oro, sus ojos eran zafiros y en la empuñadura de su espada lucía un brillante rubí.

En aquel otoño, una golondrina que emigraba al Sur y que había perdido su bandada, llegó a la ciudad. Y buscando un lugar en el que refugiarse, descubrió la estatua del príncipe. Allí se acurrucó para dormir y, cuando casi lo había conseguido, sintió que una gota cayó sobre su cabeza.

Así que levantó la cabeza y entonces fue cuando vio que aquellas gotas eran lágrimas. Y que las lágrimas caían de los ojos de la estatua. Al preguntarle por qué lloraba, el príncipe contestó:

Luego, señalando a una casa lejana, dijo:

La golondrina le obedeció y, volando, entró por la chimenea de la casa y dejó la piedra preciosa entre las manos de la mujer.

Al día siguiente, el príncipe le pidió a la golondrina que fuera a casa de un escritor que, muerto de hambre y frío, se había desmayado sobre su mesa de trabajo.

Pero el príncipe insistió y la golondrina, con mucho cuidado, tomó el zafiro.

Pasaron días y días. Y en cada uno de ellos la golondrina fue cumpliendo los favores que el príncipe le pedía. Hasta que la estatua se transformó en algo muy distinto: ya no tenía piedras preciosas en sus ojos, ya no le quedaba ni una de las hojas de oro que cubrían su cuerpo, ya no relucía su espada. Por eso, cuando, entrado el invierno, el alcalde y un grupo de concejales pasaron ante la figura, todos dijeron:

El príncipe lo oyó todo. También la golondrina. Pero ninguno dijo nada. Se acurrucaron uno al lado del otro y allí quedaron inmóviles.

Al cabo de una semana, pasaron a retirar la estatua. Y al ver, a sus pies, una golondrina muerta, la arrojaron al basurero. Luego metieron en el horno la figura. Y todo se fundió: todo, menos un corazón de plomo que salió del interior. Y como no servía para nada, lo arrojaron al basurero, junto al cuerpo de la golondrina.

Cuentan que aquel mismo día, Dios le pidió a uno de sus ángeles que le trajese lo más hermoso que encontrara en la tierra. Y el ángel, sin dudarlo, le llevó el corazón de la estatua y el cuerpo de la golondrina.

COMPRENSIÓN LITERAL

1. ¿Qué se alzaba en medio de la plaza?

2. ¿Cómo era la estatua?

3. ¿Quién se refugió en la estatua?

4. ¿Quién es el personaje principal?

5. ¿Dónde y cuando tiene lugar la historia?

6. ¿Qué le pasó al príncipe?

7. ¿Cómo conseguió ser feliz?

8. ¿Qué hizo el personaje principal?

9. ¿Cómo termina la historia?

10. ¿Cómo se siente el protagonista?

CONEXIONES

1. ¿Qué otras historias te recuerda este texto?

2. ¿Qué sabes sobre los príncipes de los cuentos y los de la realidad?

3. ¿Conoces alguna familia que esté pasando necesidad?

4. ¿Conoces a alguien tan generoso como el príncipe?

5. ¿Qué sentiste cuando el príncipe lloró?

6. ¿Conoces alguna historia como la leída?


VISUALIZAR

  1. Dibuja la imagen del príncipe del principio del cuento y la del príncipe al final del mismo.
  2. Dibuja la golondrina.
  3. ¿Cuál es el párrafo más emocionante para ti?
  4. ¿Qué imagen viene a tu mente después de leer este texto?
  5. ¿Qué palabras o frases del texto te han ayudado a formarte imágenes?
  6. Los personajes de los cuento piensan, sueñan,…, hablan. Lee las frases y adivina qué personaje pudo decirlas o pensarlas:

ángel golondrina escritor alcalde

- Me encuentro mareado. Espero vender algunos ejemplares de la nueva novela…

- Pobrecillo, está dando todo cuanto tiene con tal de ayudar a los necesitados.

- Mañana en el pleno comentaré la situación de la estatua.

- Creo que esto es lo más bello que he visto nunca. Me lo llevaré.

VOCABULARIO

  1. ¿Qué palabras hacen mención al concepto de riqueza?
  2. Define: birria, amor, pena, pobre y rico.
  3. ¿Qué son zafiros y rubíes?
  4. ¿Qué es algo lujoso?
  5. ¿Qué significa eternamente?

RESUMEN (ORGANIZAR INFORMACIÓN)

  1. Qué palabras y oraciones son las más importantes de esta lectura.
  2. ¿Cuál es la idea más importante que hemos aprendido leyendo esta historia?
  3. Expresa con tus palabras lo que siente el príncipe por su pueblo.
  4. Cuenta con tus palabras lo que nos ha enseñado esta lectura.
  5. Ordena estas frases para resumir la historia:
    1. El alcalde y los concejales decidieron quitar la estatua y fundirla.
    2. En la plaza de una ciudad se alzaba la estatua de un príncipe.
    3. El príncipe y la golondrina se hicieron amigos y ayudaron a los más necesitados de la ciudad.
    4. El corazón de la estatua y el cuerpo de la golondrina fueron llevados por un ángel a Dios.
    5. Una golondrina que emigraba se perdió y buscó refugio en la estatua.
    6. La estatua del príncipe se transformó en algo muy distinto.
  6. Coloca al lado de cada frase la letra que corresponde:
    1. ¿Qué ocurrió? (Q)
    2. ¿Dónde? (D)
    3. ¿Por qué? (P)

- Le ayudó porque no tenía dinero para comprar medicinas.

- La historia transcurre en una ciudad grande y hermosa.

- Una golondrina que emigraba al Sur se perdió.

INFERIR

1. ¿Por qué no se daría cuenta el príncipe en vida de la pena de su pueblo?

2. ¿Por qué se extrañaría la golondrina del llanto de la estatua?

3. ¿Qué diferencias observas entre el comportamiento del príncipe y la golondrina en comparación con el alcalde y los concejales?

4. ¿Hubo un momento en que el príncipe fue feliz? ¿Por qué?

5. ¿Volvió a sentirse feliz?

6. ¿Sintió tristeza al ser fundido?

7. ¿Qué nos quiere decir el príncipe?

8. ¿Dónde se encuentra la verdadera belleza?

9. ¿Por qué le habían hecho una estatua al príncipe?

10. ¿Por qué se refugió la golondrina en la estatua?

11. ¿Qué comportamiento nos quiere transmitir el autor?

12. ¿Qué valores resalta el texto?

13. ¿Por qué estaba el escritor muerto de hambre y frío?

14. ¿Cómo eran el alcalde y el grupo de concejales?

15. ¿Y el príncipe?

16. ¿Y la golondrina?

EVALUACIÓN

1. ¿Estás de acuerdo con el príncipe?

2. ¿Qué habrías hecho tú?

3.¿Es importante la golondrina?

4. ¿Habría podido cumplir su propósito el príncipe sin la golondrina? ¿Por qué?

5. ¿Mereció la pena todo lo que hizo el príncipe? ¿Por qué?

6. ¿Qué opinas de la amistad que unía al príncipe y a la golondrina?

7. Si tú fueses el ángel que aparece en el cuento, ¿qué sería lo más hermoso que llevarías de la Tierra?

8. El príncipe del cuento dio todo cuanto tenía por ayudar a gente necesitada. ¿Te identificas con él? ¿Por qué?

9.¿Qué pensarían los trabajadores que retiraron la estatua?

10. ¿Te gustan las historias de príncipes y princesas? ¿Por qué?